Platero, la rosa y la mariposa
A la
memoria de AGUEDILLA, la pobre loca de la calle del sol que me mandaba moras y
claveles.
...
Platero, no sé si con su miedo o con el
mío, trota, entra en el arroyo, pisa la lima y la hace pedazos.
...
Mira Platero, que de rosas caen por todas
partes: Rosas azules, rosas blancas, sin color... Diríase que el cielo se
deshace en rosas. Mira cómo se me llenan de rosas la frente, los hombros, las
manos... ¿Qué haré yo con tantas rosas?
...
¡Cuántos sueños le ha mecido a mi infancia
esa pobre pimienta que desde mi balcón, veía yo, llena de gorriones, sobre el
tejado de don José! Eran dos pimientas, que no uní nunca: Una, la que veía,
copa con viento o sol, desde mi balcón; otra, la que veía en el corral de don
José, desde su tronco...
...
Platero, granas de ocaso sus ojos negros,
se va, manso, a un charquero de aguas de carmín, de rosa, de violeta; hunde
suavemente su boca en los espejos, que parece que se hacen líquidos al tocarlos
él; y hay por su enorme garganta como un pasar profuso de umbrías aguas de
sangre.
...
Al pobre cazador se le llenaban de sol las
lágrimas saltadas...
...
(*Sandías) Yo me como la mía lentamente,
oyendo a lo lejos, las vísperas del pueblo. Platero se bebe la carne de azúcar
de la suya como si fuese agua.
...
Hay un canto roto de grillo, una conversación
sonámbula de aguas ocultas, una blandura húmeda, como si se deshicieran las
estrellas...
...
(...) como los niños cogen el sol con un pedacito
de espejo y lo llevan a las paredes en sombra...
...
Olía a lirios, a agua, a amor.
...
¿O es que está muerto, como Bécquer, y
sigue en pie, sin embargo?
...
Parece que la agonía lo ha sembrado en el
suelo.
...
Mira esta rosa; tiene dentro otra rosa de
agua y al sacudirla, ¿ves? Se le va la nueva flor brillante, como su alma, y se
queda mustia y triste, igual que la mía.
...
Mírala. Ya está aquí otra vez. En realidad,
son dos mariposas: Una blanca, ella; otra negra, su sombra.
...
(...) y se creyera que nada más le importa
en el mundo, digo, en el jardín.
Fragmentos de Platero y yo,
Juan Ramón Jiménez
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