Tipo 4

No creo que una persona quepa en una mente. Es tan compleja, tan espontanea, impredecible, salvaje, que dudo mucho que se pueda llegar a comprender. Yo no me conozco ni a mi mismo, y eso es parte del encanto de vivir cada día y sorprenderme, de descubrirme. Por eso miro con recelo a los psicólogos, me molestan. Desconfío de ellos. Cada palabra, cada gesto, cada movimiento voluntario o no, me encasilla y les da pseudorazones para definirme como X o Y, como "un joven de personalidad tipo 4".

Me incomoda sentirme analizado, sentarme en un sillón a hablar mientras alguien me mira con una lupa aunque sea con la cara más amable del mundo. Tener que aguantarme durante una hora a alguien que apenas me conoce decirme -quien soy yo en realidad- me indispone. 


Ahora ni siquiera se llama terapia, le dicen "coaching". 




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