WUF
Olía a pasto cortado. El sol brillaba. No había ni una brisa. Los
retrovisores de los autos reflejaban brillos intensos. Pocos árboles, muchos
edificios. Un potrero, una pared recién pintada. En la mochila dos botellas,
una con agua y otra vacía.
Ana, callada, sonreía desde su bicicleta
prestada. Pedaleaba suavemente en los planos y caminaba en las pendientes,
respiraba rápido, se hacía gorra con las manos sobre los ojos para mirar al
horizonte, comparaba una paleta de agua sabor a naranja, todo, todo simultáneamente.
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