Celeste
"Un señor que vendía helados me miró con cara de reproche,
como si yo hubiese hecho llorar a la nena de blanco que miraba el mar.
-¿Querés un helado?- Y me dijiste que sí, que querías sambayón, y el soldado te compró un regalo.
Y el señor me sonrió y me dijo adiós y,
¿por qué te pondrías a llorar con el mar al frente y un helado en las manos?"
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