¡Eso es sublime, profesor!


No madrugué, solo esto ya suma bastantes puntos. Luego tuve una linda clase en la que fluyó, todo salió  muy natural. Y entonces llegó la salida. Había una marcha interminable y era cuanto menos cómico todos allí parados, gritándonos para escucharnos entre el gentío que soplaba cornetas y cantaba. Y luego camine. Camine mucho y muy rico, camine entre casas antiguas y senderos pedregosos hasta llegar a un pequeño restaurante árabe y degusté, por primera vez en mi vida, un plato de nombre complicado y un postre llamado baklava (me acuerdo, la clava). Y luego más camino por andar, subir laderas y bajar laderas, entrar a las casas de la gente a mirar como son por dentro. El viento frío que refresca y el ácido láctico en las piernas, ganas de correr. 
Liberarse del veneno, dormir, descansar. Y sonreír, esa sensación de haber hecho las cosas bien. Si, hoy si las cosas me salieron bien.

Comentarios