Suicide
Así que te has vuelto a enamorar,
otro trágico final con un nazi y a la francesa.
Y ahora deambulas con tu cruz,
te dormiste en Waterloo,
pero amaneciste en Elba.
Y es que no, no aprendes nunca,
hermoso como un asturcón
surgiendo entre la niebla.
Más allá del precipicio, hay edificios
que en tu mente tiemblan.
Y que te está grande el mundo es ya
esa nueva enfermedad
a la que dices que eres propenso.
Pero ya no solo estamos solos,
ya no solo estamos rotos,
estamos también indefensos.
Otra idea, yo estaré al volante,
y tú a mi lado tragas tranquis con cerveza.
Luego encuentran nuestros cuerpos
estrellados en una cuneta.
Y los muros, al volverse blandos,
te nublan la razón;
y en tu mundo nunca hay gente a salvo
y reina la confusión.
Y entras como siempre en bucle
y te transformas en Mr. Hyde.
Miéntete a ti mismo, si es lo que hay,
Adolfo Suicide.
Y se supone que esta vez también
te tendría que creer,
que hay una soga para tu cuello,
que lo harás de noche en la cuadra
yo no intentaría nada,
o se vendrá abajo el techo.
Llámame lo que tú quieras,
di que yo era tu chapera
y te salí barata.
Ya ves que te lo consiento,
ya estás puesto como una rata.
Y los muros, al volverse blandos,
te nublan la razón;
y en tu mundo nunca hay gente a salvo
y reina la confusión.
Y entras como siempre en bucle
y te transformas en Mr. Hyde.
Miéntete a ti mismo, si es lo que hay,
Adolfo Suicide.
Y los muros, al volverse blandos,
te nublan la razón;
y en tus calles nunca hay gente a salvo
y reina la confusión.
Y cuando pienso en que te quiero,
te transformas en Mr. Hyde.
Miéntete a ti mismo, si es lo que hay,
Adolfo Suicide;
miéntete a ti mismo, si es lo que hay,
Adolfo Suicide.
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