Una y mil veces

Va por la vida haciendo solo eso, viviendo a su modo y de la única forma que sabe, robándose la vida de los demás. Va sonriendo, una sonrisa sincera e ingenua que confirma lo que ya se sospechaba, que no lo hace por maldad, que lo hace inconscientemente. Los amaba a todos, o lo mismo, no le importaba nadie.

No es que siempre fuera tan extrema, es que siempre se superaba un poquito. Empezó pintándose las uñas de varios colores y acabo tiñéndose el alma. Negra, roja, azul, morada. Y maquillaje, mucho maquillaje. Lo complementaba con su estilo, uno que era cuidadosamente descuidado. Nada en ella era sin que ella así lo quisiera: Despelucada, cansada, ojerosa o triste, desgastada y sucia. 

Suicida.

Es curiosa: Ella es como un millón de pensamientos, dos mil personalidades y solo un nombre genérico. 


Lección no. 882: no enamorarse de personas histrionicas.

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