Anónimo


Un tipo sencillo, Que espera mucho y que se ilusiona muy fácil. Siempre va midiendo sus palabras, sus frases, sus conversaciones. Por esta razón, estas nunca son naturales, son forzadas y artificiales. Y cuando termina una conversación, (que el nunca inicia), lo absorbe una sensación de reproche a si mismo por no expresarse como hubiera querido. Y es que no sabe como hacerlo. Por eso se aleja, pensando en todo lo que pudo decir y no dijo, en todo lo que pudo hacer y no hizo.

Aquel que aprieta los dientes con fuerza, que infla los cachetes y nunca ríe, que mira a la pepa del ojo y que esta dispuesto a dar, aunque nunca nadie le pida nada.

Un flaco común y corriente, que no va al gimnasio y que pinta con acuarelas. No le gusta beber agua, pero como le gusta verla correr, como le gusta mojarse en la lluvia.

Un fulano que muerde las semillas de las frutas, al que se le inundan los ojos de cuando en cuando, con la angustiosa sensación de sentirse un ente, una mota de polvo bañada con la luz del sol. Que ama y que odia, o solo ama, o solo odia. No lo sabe, vive confundido. Aunque tiene la certeza de que es un sentimiento muy poderoso.

El sujeto que entra en los buses y no se sienta porque le gusta irse parado. Que no sabe de música porque toda le gusta, y que no entiende de arte porque todo lo conmueve.

Alguien que no duerme, un monstruo, que en las noches de luna llena se transforma en un poeta que habla del amor y de la mierda en el mismo poema.

Pero me puedes llamar Daniel.

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