6.6 Richter

Ya sea con una cerveza espumosa de preparación lenta o con limonadas rosadas y vodka,  acaso escuchando música de relámpagos o hablando español-inglés-francés.
Ya sea dentro de una caja de concreto en medio de la ciudad o a cientos de kilómetros de distancia a la orilla del Santander. Las mesas de los santos tiemblan recordándola y se preguntan: ¿Amará a alguien alguna vez?

Se raspa con ladrillos de fibras de coco. Se peina (aunque despeinada también se vea preciosa) y se hace nudos antes de clase para matar el tiempo (las desventajas de ser muy puntual), pero igual se aburre. No se da cuenta de que no está matando al tiempo, me está matando es a mí. 



¿Es siquiera legal que su rostro produzca la liberación de tantas endorfinas en quien la mire?

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