Aborrajado
A pesar de todos nuestros planes, terminamos inevitablemente perdidos en
el proceso. No creo habernos equivocado de dirección ni de fecha. Tampoco creo
que nos hayan faltado ganas. Las ganas sobran. A veces se falla porque sí,
porque no fallar hubiera sido cliché.
Resultamos siendo una serie de muchachos relativamente tranquilos,
aparentemente buenos, tristemente resignados. Vagabundeamos sin rumbo entre los
mares de humo de cigarrillo y el smog, entre casas de fantasmas y luces
nocturnas incandescentes. Extrañamos profundamente los campos de mora salvaje y
las corrientes de ríos con truchas, las chicharras y los caballos. Extrañamos
leer. Extrañamos dibujar.
Tienden a prometernos grandeza. Nos convencen con papeles y concreto,
con trascendencia, con memoria.
Aceptamos y nos refugiamos en la cafeína.
...
Lo mejor de nuestros días son los paquetes de queso y bocadillo
envueltos en plátano maduro. Son lo único real cuando todo lo demás ya ha
perdido significado.
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