Maja (III)



Vestido de galaxia me acorde de ti y de tu olor a jabón de manzana; de las plumas, que son hojas de ave, y de las barras luminosas con las que solemos pedir deseos. El cielo es una pintura a juego con tus gafas de estrella. Ya me embrujaste, tienes que hacerte cargo de desenredarme. 

La gente suele decir "eres mi sol". A lo mejor no somos conscientes de lo genérico e impersonal que es un sol. Un sol es todo: es vida, es muerte, es luz y, su ausencia, es la oscuridad. No hay nada que no sea sol o, en su defecto, no sol. Un sol es cliché.

Pensaba que decir luna era más sensible. Más específico. "Eres mi luna" era particular, un tanto menos genérico. Se acercaba un poco más a algo que poseemos solo nosotros. Pero la luna, como todo lo bueno, finalmente se gastó.

Trato de pensar en otro cuerpo celeste que te identifique. No me convence llamarte estrella, ni planeta, ni asteroide. A lo mejor necesito algo más terrestre. ¿Nube? ¿Rayo? ¿Eclipse? ¿Con que fenómeno te asociare de aquí en adelante?

A lo mejor estoy enfocando mal mi búsqueda. No puedo traer a ningún elemento de la galaxia y condensarlo dentro de la imagen mental de ti, es una tarea imposible. No cabes. A lo mejor deba tratar con el proceso inverso. Encontrar un nicho en el universo, uno anónimo, y bautizarlo, re-significarlo, llenarlo de sentido.

Hasta ahora, cuando una nube muy definida y nítida cubría parcialmente a la luna, se decía "una nube muy definida y nítida cubre parcialmente a la luna". Pero a partir de este momento, se dice "Maja".


Ni soles, ni lunas, ni cielo. Eres mi Maja.  

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