Masa y queso

La tranquilidad brilla en la cara. Su aparición inmediatamente distenciona los músculos y disminuye la velocidad de movimiento, de los giros del cuello, de las palpitaciones. La tranquilidad recompone los pensamientos, los cose con platinas y nailon, pule los dientes, limpia los pulmones. Un trozo triangular de masa y queso suele hacer olvidar las grandes prioridades de la vida.

Camino con la secreta esperanza de encontrarte en la acera, de distinguirte dentro del marco de la ventana en algún bus; de que la persona que abre la puerta seas tu. El riesgo, claro esta, es el de no encontrarte.
La vida puede volverse muy seria, demasiado solemne. Entonces me convenzo de lo necesario que es un trozo de masa y queso,

de vez en cuando. 

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